lunes, 30 de enero de 2017

Quién el demagogo y qué es el populismo

Con la llegada de Trump a la presidencia de EUA, ha sido un revulsivo para los demagogos de closet y un segundo aire para los demagogos en retiro. Por supuesto, está palabra no es utilizada por ellos mismos y les place mencionar “populista” creyendo con ello estar indicando el uso del término exclusivamente para líderes de naciones o aspirante a líder de alguna nación; es decir el resto de demagogos que no entran en esta categoría no podrían ser señalados como populistas: “líderes de opinión”, ex presidentes, comunicadores de radio y tv, columnistas de periódicos, políticos de primer nivel, etc. Pero el término correcto para toda esta maraña de oportunistas es: demagogo.
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Y es que una mirada al espejo por parte del demagogo le resulta insoportable  de contemplar su propia imagen, por ello tiende a observar hacia afuera, hacia los demás, si, los demás lo son excepto él. El de enfrente es un peligro para México; el de enfrente tiene propuestas ridículas sobre el crecimiento económico de México; el de enfrente te ha hecho perder empleos; el de enfrente trata de dividirnos; (agrega aquí el resto de frases que escuchas a diario) etc.
Los demagogos invocan al sentimiento, por ello puedes escuchar de moda la palabra UNIDAD, pero a cambio el demagogo jamás hará unidad contigo porque ha hecho sólo uso del sentimiento que puede crear en ti la frase UNIDAD de los mexicanos para obtener una ventaja, un interés, el poder, el control.

¿Y qué es el populismo? Encontré el siguiente artículo de Marcos Roitman Rosenmann -¿Por qué llamar populistas a los demagogos?- en la que explica: “El populismo hunde raíces en la Rusia zarista. Su razón teórica fue definir una posible transición del feudalismo al socialismo, sin pasar por la experiencia traumática, se dirá, de la explotación capitalista. La discusión trajo a colación el carácter comunista y revolucionario de los campesinos rusos, al reivindicar el sentido comunitario de la obschina, antigua comuna agraria del muljik-agricultor. El concepto cobra carta de ciudadanía por el movimiento político Ida al Pueblo (1873-74). Su definición se le atribuye al revolucionario ruso Alexander Herzen (1812-1870). Así lo refleja Lenin en Contenido económico del populismo. Afirmación compartida por los especialistas, destacando el ensayo Populismo y marxismo en Rusia. Controversia sobre el capitalismo, de Andrzej Walicki. En definitiva, el populismo alude a un proceso de transición, que en su traslado en América Latina, a mediados del siglo XX, sirvió para conceptualizar la estrategia política de la burguesía nacional, sus reformas y su ansia por desplazar a la oligarquía del poder. Al populismo latinoamericano se le reconoce por su ideología nacionalista, cierto antiimperialismo, un discurso obrerista, un marcado tinte anticomunista y ser un fenómeno urbano. Fue la opción de evitar el triunfo de las revoluciones populares durante la crisis de los años 30 y posterior a la Segunda Guerra Mundial. Como régimen político fue un proyecto modernizador, absorbió ciertas demandas de las clases populares, cooptó sectores medios y, con un discurso paternalista, reprimió al campesinado y facilitó el acceso al poder de las elites empresariales y burguesías locales en alianza con el capital trasnacional, desplazando a las oligarquías terratenientes.
Por contra, el demagogo alude al término griego conductor del pueblo. Sin embargo, el concepto sirve para identificar una estrategia discursiva del engaño para la toma del poder. Su uso cobra importancia en un sistema democrático representativo, en el cual el sufragio universal conlleva la manipulación de la opinión pública para conseguir el objetivo de gobernar.”
Marcos Roitman nos recomienda un libro para saber más sobre el tema: del autor Raoul Frary, la obra Manual del demagogo, traducida al castellano por editorial Sequitur.
Te comparto aquí el artículo de Marcos Roitman publicado en La Jornada 22/01/2017

lunes, 23 de enero de 2017

La comunicación salvadora

La comunicación es salvadora. Comunicarnos con los demás, comunicarnos con nosotros mismos. El verbo comunicar viene del latín “communicare” (compartir, impartir, difundir) y este de “communis” (común, mutuo, participado entre varios). No pretendo hacer ninguna reflexión teológica, sólo comparto mi experiencia. Para quienes creemos en un Ser Superior, tenemos la certeza de que se comunica a través de las mujeres y los hombres. Sin embargo veo que casi se extingue hasta saludar en la calle o dar los buenos días o tardes quien se cruza con nosotros en la calle, comunicación básica. En la familia, cualquier miembro de ella puede estar comunicándose con su aparato celular u otro tipo de dispositivo tecnológico y desentenderse a su alrededor. Para los que lo hacen, lo pretextan como algo inofensivo pero no han tomado conciencia de los demás, de los otros, de la falta de “comunión” o comunicación. ¿Cómo esperan que se comunique un Ser Superior en sus vidas si no lo permiten? También existe la comunicación con uno mismo, y una forma inicial de practicarlo es cuando abrimos un libro y leemos. Se inicia una comunicación interior, vital. Si no llego a conocerme, qué quiero, qué siento, qué pienso, no podré entender a los demás, no podré estar en comunión.

Comparto la siguiente experiencia del Papa Francisco (El País, 2017) y la comparto porque me parece relevante, cómo desde 1990 él ha dejado ver la televisión para tener una mejor comunicación con su Dios y con los demás ¿Imagina el futuro que les espera a los hijos en caso de enseñarles la importancia de comunicarse con los demás y con ellos mismos?

“Yo no veo televisión simplemente porque en un momento sentí que Dios me pidió eso; un 16 de julio del 90 hice esa promesa, y no me falta. Solamente fui al centro televisivo que estaba al lado del arzobispado a ver una o dos películas que me interesaban, que me podían servir para el mensaje. Y eso que a mí el cine me gustaba mucho y había estudiado bastante cine, sobre todo el de la posguerra italiano, el realismo italiano, y el polaco Wajda, Kurosawa, algunos franceses... Pero no ver televisión no me quitó comunicarme. No ver la televisión fue una opción personal, nada más. Pero la comunicación es divina. Dios se comunica. Dios se comunicó con nosotros a través de la historia. Dios no quedó aislado. Es un Dios que se comunica, y nos habló, y nos acompañó, y nos retó, y nos hizo cambiar de ruta, y nos sigue acompañando. No se puede entender la teología católica sin la comunicación de Dios. Dios no está estático allá y mira a ver cómo se divierten los hombres o cómo se destruyen. Dios se involucró, y se involucró comunicándose con la palabra y con su carne. O sea que yo parto de ahí. Le tengo un poco de miedo cuando los medios de comunicación no pueden expresarse con la ética que les es propia. Por ejemplo, hay modos de comunicarse que no ayudan, que desayudan a la unidad. Pongo un ejemplo sencillo. Una familia que está cenando y no hablan, o miran la televisión o los chicos están con su teléfono mandando mensajes a otros que están fuera. Cuando la comunicación pierde lo carnal, lo humano, y se vuelve líquida, es peligrosa. Que se comunique en familia, y se comunique la gente, y también de la otra manera, es muy importante. El mundo virtual de comunicación es riquísimo, pero corres el riesgo si no vives una comunicación humana, normal, ¡de tocar! Lo concreto de la comunicación es lo que va a hacer que lo virtual de la comunicación vaya por buen camino. O sea, lo concreto es innegociable en todo. No somos ángeles, somos personas de lo concreto. La comunicación es clave y tiene que ir adelante. Hay peligros como en todas las cosas. Hay que ajustarlos, pero la comunicación es divina. Y hay defectos. Yo he hablado de los pecados de la comunicación, en una conferencia en ADEPA, en Buenos Aires, la asociación que agrupa a los editores de Argentina. Y los presidentes me invitaron a una cena donde tuve que dar la conferencia esta. Ahí marqué los pecados de la comunicación, y les dije: no caigan en esto, porque lo que ustedes tienen en sus manos en un gran tesoro. Hoy en día comunicarse es divino, siempre fue divino porque Dios se comunica, y es humano, porque Dios se comunicó humanamente. Así que funcionalmente hay un *dicasterio, obviamente, para dar cauce a todo esto. Pero es una cosa funcional el *dicasterio. No es porque es importante hoy comunicarse, no. ¡Porque es esencial a la persona humana la comunicación, porque también es esencial a Dios!”

Nos seguimos comunicando por este medio. Abrazo fuerte.

Psicólogo Gerardo Aguilar

*Dicasterio (del griego δικαστήριον, tribunal de justicia, de δικάστης, juez o jurado) es la denominación que se utiliza para referirse a los departamentos u organismos especializados de la Curia Romana.

(Puedes leer la entrevista completa al Papa Francisco aquí.)