viernes, 1 de marzo de 2019

El Pensamiento Científico


Este es la primera parte de un ensayo sobre el pensamiento científico, que llevé a cabo como proyecto final del curso del mismo nombre, impartido por la UNAM durante los meses de febrero y marzo del 2019, y que comparto con ustedes.

“Nunca dejes que tu sentido de la moral te impida hacer lo correcto”
Isaac Asimov

Cuando vemos hacia el pasado, el presente y el futuro de nuestra historia, encontramos descubrimientos científicos importantes como la penicilina, la anestesia en la medicina, la teoría de la relatividad  o la teoría heliocéntrica en la física, la teoría de la selección natural en la biología, grandes obras apoyadas en los métodos científicos, pero también grandes actos de oscurantismo, impuestos por dogmas religiosos o de la religión predominante, que nunca sabremos si pudimos crear una mejor sociedad en todos los sentidos sin este lastre, como fueron los hechos de los Tribunales de la Inquisición, las Cruzadas, la expansión ultramarina europea, sin embargo ha habido un gran retroceso en la época contemporánea posterior a la segunda guerra mundial, cuando se impone en el mundo occidental el sistema económico de los Estados Unidos, tierra de inmigrantes salvajes y en la que prevalece una cultura de la ignorancia, ese armamentismo, dinero fácil, economías “fake” basadas en valores falsos. Estados Unidos es un país que a diferencia de las grandes culturas: Mesoamérica, Mesopotamia, Egipto, India, Persia, Grecia, Roma, se inició a principios del siglo XVI, primero por españoles, y posterior por colonizadores ingleses. Tanto los primeros como los segundos, eran en su mayoría gente indeseable en sus lugares de origen: rateros, delincuentes, incultos, sin educación o preparación alguna, piratas ingleses los primeros colonizadores, mercenarios, gente sin oficio ni beneficio, asesinos y condenados en muchos casos, y fervorosos y fanáticos religiosos con la idea de fundar sus propias escuelas o nuevas centros de culto, nuevas tendencias salvadoras de las almas perdidas y aventureras en el nuevo continente. Una suerte similar con la colonización en México, a diferencia de los ingleses en Estados Unidos, que los conquistadores españoles, para bien o para mal, contaban con un fuerte habito por el uso de la religión católica en todos sus actos, y aquellos eran puritanos, protestantes y cuáqueros  apegados a la moralidad de Dios, por donde se vea, se observa desde sus inicios la doble moral, la apariencia, la facha, todo menos conocimiento, ingenio, ciencia. ¿Qué podía esperarse que se desarrollara de esa selección antinatural que llegó del viejo continente? Enfermedades venéreas, de transmisión sexual, enfermedades contagiosas, como la gripe, la viruela, el sarampión, que se volvieron un flagelo para la sociedad autóctona del continente americano. Los europeos eran fanáticos religiosos que consideraban aberrante la filosofía, la ciencia y las artes, y es de esperarse, todo aquello que ignoras, que no entiendes, que desconoces, te causa miedo, sufrimiento, y te dañas a ti mismo y dañas a terceros, que exactamente fue lo que sucedió ¿Qué hacer? ¿Empezar a aprender? ¿Dedicar tiempo y esfuerzo a saber sobre ciencia, filosofía y arte? ¿O tomamos las armas y vemos quien tiene la razón? O como dice la frase “muerto el perro, se acabó la rabia”. De lo micro a lo macro, de lo individual a lo general, acabaron, arrasaron, masacraron con todo lo desconocido para los brutos. El antiguo México contaba con su propia filosofía Nahuatl (ver Filosofía Nahuatl, Miguel León Portilla, UNAM), Tolteca, Mexica (Tamayo, Trabulse), y la impresionante cultura Maya, que sostenían un desarrollo científico en la astronomía, con su preciso calendario y las matemáticas, pues se les atribuye el identificar la existencia de la nada y representarla con el símbolo cero, desarrolló una escritura con jeroglíficos. Su lenguaje útil, en equilibrio epistemológica y ontológicamente. “Los idiomas mayas expresan las relaciones de sus hablantes con el cosmos. Por ejemplo en K´iche´, un simple saludo como “¿Cómo estás? Se dice “A utz a wach la”, que significa: “¿Cómo se encuentra su equilibrio cósmico, físico y espiritual?”, tomado de Muñoz (2004: 2).” Para llegar a este elevado entendimiento de las verdades nominales y reales de la vida, en pocas palabras y en un saludo, se requirió del desarrollo y práctica de un método científico como la observación, descripción, la experiencia y retroalimentación. Como apreciamos en el ejemplo, en ese momento ya se tenía plena conciencia de la interacción, la relación entre el cosmos, lo físico y lo espiritual, una circunstancia que implica el desarrollo del pensamiento científico, no espontáneo.

Gerardo Aguilar 



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