“De
unos dos mil hombres de las SS destinados en Auschwitz entre 1940 y 1945
(muchos de los cuales deben estar todavía vivos), se ha seleccionado “un puñado
de casos intolerables” y se los ha procesado por asesinato…, otros juicios
sobre Auschwitz debían seguir a éste. Hasta ahora sólo ha tenido lugar uno. El
segundo juicio inició en 1965 e hizo falta algo de “investigación” para
averiguar si realmente se había celebrado. En palabras de los fiscales de
Frankfurt: «La mayoría del pueblo alemán
no quiere celebrar ya más juicios contra los criminales nazis».
Los
corresponsales extranjeros, pero ningún periodista alemán, por lo que yo sé, se
mostraron sorprendidos por el hecho de que «aquellos de los acusados que
todavía vivían en sus casas no fueran en absoluto tratados como parias por sus
comunidades».
La
mayoría de ellos (asesinos de las SS) vivían en paz a no ser que tuvieran la
desgracia de ser reconocidos por un superviviente y denunciados al
International Auschwitz Committee de Viena. Pero incluso ese riesgo no era
demasiado grande, pues los tribunales locales no tenían muchas ganas de
procesar y los testigos alemanes era patente que no estaban dispuestos a
colaborar (a riesgo de ser señalados como poco solidarios).”
Estas
palabras corresponden a Hanna Arendt, de su libro Responsabilidad y juicio. Y muestran la falta de interés de la
comunidad internacional y del propio gobierno alemán por llevar a cabo
cabalmente el juicio contra los miles de asesinos nazis de Auschwitz. Y viene a
colación debido al uso mediático que algunos medios de comunicación le han dado
a las palabras del aspirante presidencial Andrés Manuel López Obrador respecto
de proponer “Amnistía” a los narcotraficantes. En la mayoría de ellos, es
previsible el interés particular que guardan hacía el poder en turno, pues de
lo que tratan, antes de analizar a profundidad dicha propuesta, es generar una
opinión pública adversa y por tanto de una “mala imagen” del aspirante
presidencial de MORENA. En el menor de dichos comentarios adversos, prevalece
el conservadurismo y la ignorancia. Por un lado, aquellos que se rasgan las
vestiduras por siquiera escuchar la propuesta de “amnistía”, lo que menos les
importa es que se lleven a juicio y se castigue a cada narcotraficante de este
país, porque si de ello se tratara, esos mismos que de inmediato salieron a
señalar como aberrante la incipiente propuesta de López Obrador, deberían estar
día a día en sus respectivos medios señalando, recordando, dando seguimiento a
la falta de juicios en contra de aquellos.
Seis
años de “guerra contra el narcotráfico” de Calderón y el flagelo continuó; seis
años de Nieto y la violencia del narcotráfico continua. De inmediato salen las
voces oficiales a decir que es un problema que no se resuelve de la noche a la mañana
(para incorporarlo a las promesas de campaña) pero tampoco intentan otras
formas o posibilidades de solucionar el problema ¿Por qué negar que una
amnistía es una posibilidad? No es correcto ni viable (para los intereses de
poder) viniendo de López Obrador, pero tenga usted en cuenta que el siguiente
“Presidente” de México, pondrá en marcha durante el sexenio, la “amnistía”, tal
como lo han hecho con otras prácticas “populistas” de López Obrador siendo Jefe
de Gobierno de la CDMX (antes DF) como apoyos económicos a personas de la
tercera edad, y que luego se adjudicó la SEDESOL.
¿De
dónde surge el término Amnistía? En
la mitología griega, Mnemosine, hija de Urano y Gea, era la diosa de la memoria
y madre de las nueve musas, las diosas protectoras de las artes y ciencias,
puesto que los antiguos griegos consideraban la memoria como la fuente
principal de la inspiración de escritores, artistas y hombres de ciencia o
filósofos. El nombre de esta diosa dio lugar al surgimiento de vocablos como
mnemónico ‘relativo a la memoria’, mnemotécnico ‘técnica para facilitar la
memorización’ y amnesia ‘olvido de todo’. Veamos cómo Mnemosine inspiró también
la palabra amnistía. Una amnistía consiste en el olvido por parte de la
autoridad de los delitos cometidos, como si nunca hubieran ocurrido, de tal
forma que la responsabilidad de los autores se extingue. Es una figura jurídica
que se aplica en la actualidad con más frecuencia a los delitos políticos, como
reflejo del hecho de que, a veces, con los cambios de gobierno, algunos delitos
dejan de ser tales, y el castigo pierde sentido. La palabra griega amnestía, de
la cual se derivó nuestra amnistía, se formó con el prefijo privativo a- y la
raíz griega mne-, derivada del indoeuropeo men- ‘mente’, ‘memoria’, ‘pensar’,
‘recordar’. La etimología de amnistía, por tanto, es la misma de amnesia, con
la diferencia semántica de que esta última palabra denota un ‘olvido
generalizado’, y la amnistía, sólo el ‘olvido de los delitos cometidos’.
Es
al final de cuentas un acto jurídico, y que de llevarse a cabo, implica
eliminar los altos costos de presupuesto gubernamental que ocasiona el gasto de
publicidad en MEDIOS por parte de corporaciones policiales para dar a conocer
sus “tareas” llevadas a cabo en contra del narcotráfico. Eliminar los altos
presupuestos gubernamentales asignados a compra de armas y tecnología de punta para
“tareas de inteligencia”. ¿A quién beneficia la existencia de la violencia? ¿No
vende la amnistía como las notas amarillas? ¿A qué intereses perjudica la
existencia de una Amnistía?
Esos
mismos “columnistas” que hoy ven una ofensa en la propuesta de López Obrador,
no demostraron ese mismo sentimiento ante el hecho de que los narcotraficantes
que ellos “pretenden” sean llevados a tribunales, lo sean pero en países
extranjeros y no ante una autoridad mexicana que representa en su caso, a la
población mexicana agraviada. ¿Usted ha escuchado algún “presentador” de
noticias en radio o tv que critique con la misma vehemencia que lo hacen ante cualquier
suspiro de Andrés Manuel López Obrador o sus propuestas, ante hechos de “amnistía”
contra ex Presidentes y ex Gobernadores de México? Ejemplo reciente: la revista Proceso ha publicado el artículo “La Corte Penal Internacional rehúye
el caso de México”, le pido verifique usted si habrá alguno de estos “presentadores”
de noticias de la radio o tv que vaya a criticar con la misma pasión esta
determinación de “amnistía” disfrazada.
La
amnistía tiene su razón de ser y de existir, y es una posibilidad que de
aplicarse, “será el pueblo el que lo decida”, indica López Obrador, y esto es
la esencia de la democracia: un pueblo participativo en sus decisiones
políticas, ese es el camino para hacer de México un país mejor, la
participación ciudadana y no sólo durante una jornada electoral. Y esto dicho
de la misma manera en que lo hacen esos que se hacen llamar “periodistas”
conductores de “noticias” al juzgar de inmediato una propuesta de AMNISTÍA que
si tuvieran un poco de honestidad, antes de dar su opinión, deberían considerar
que a quien le corresponde juzgar dicha medida es a las víctimas y/o sus
familiares, y para ello deben ser considerados en su mayoría.
No
soy un afiliado a ningún partido político, ni un admirador de nadie menos de
algún político. Pero si he tratado de
compartir esta reflexión es porque la actitud de esos presentadores de noticias
es nefasta y no abona a una sociedad democrática. No abona la doble moral de “líderes
de opinión” como algunos de ellos se consideran o se hacen llamar. Es obvio que
lo único que les interesa es procurar su propio bienestar y del lugar donde
laboran, que esperar antepongan el bienestar de las mayorías. Esto no lo podrán
reconocer públicamente, negando o simplemente fingiendo ignorancia, pues como
señala Arendt “los nazis consideraban que (sobre los hornos crematorios) la
opinión pública no daría crédito o simplemente no lo creería” que fuera posible
tal aberración; como es el hecho de imaginar que un grupo de personas o
empresas, antepongan sus intereses por encima del bienestar de un país y su
población.
No hay comentarios:
Publicar un comentario